Lugares de Cataluña que no son los típicos

Hoy vamos a mostrarte 4 lugares de Cataluña que no son los de siempre, los típicos, y sin embargo bien merecen una visita. No vamos a hablarte por tanto de la Ciudad Condal, Barcelona, aunque no cabe duda de que es un destino espectacular.

Como muchas veces ocurre, una ciudad como Barcelona acarrea todas las miradas. Es algo perfectamente entendible, pero al mismo tiempo nos parece injusto que otros lugares de Cataluña igualmente fascinantes no reciban más atención. Y eso es lo que queremos enmendar.

Los 4 lugares de Cataluña que hemos seleccionado son buenos representantes de la variedad de ambientes y rincones únicos que ofrece esta comunidad. Desde naturaleza cristalina a pueblecitos idílicos, pasando por testimonios de varias épocas históricas y tradiciones centenarias que siguen vigentes. El Valle de Arán, la antigua Tarraco romana y los pueblos medievales de Pals y Castellfollit de la Roca son los elegidos.

 

4 Lugares de Cataluña que no debes perderte

 

Valle de Arán: El corazón de los Pirineos catalanes

 

El Valle de Arán, o Vall d’Aran, es uno de esos lugares de Cataluña de visita obligada si lo que buscas es disfrutar de la naturaleza en su máximo esplendor. Se encuentra dentro de los Pirineos, y es por derecho propio un reflejo único de la flora y fauna tan rica como diversa. ¿Quieres ver quebrantahuesos o algún oso pardo? En el Valle de Arán están a tu alcance.

Además sus paisajes no dejan de variar, y albergan desde lagos y cascadas hasta pueblos con un encanto especial. Cuando decimos lagos en plural no estamos hablado a la ligera, y es que el Valle de Arán tiene la mayor concentración de lagos de todos los Pirineos. Existen más de un centenar, lo que hace imposible visitarlos todos.

Si tenemos que elegir, en Destination Lab nos quedamos con los siguientes:
  • Pocos lugares más íntimos, cristalinos y a la vez coloridos como el lago Gerber, de origen glaciar. Su entorno no puede ser más conmovedor, ya que está escondido entre bosques de abetos y montañas graníticas.
  • O el lago del Mar, que es el de mayores dimensiones del Valle de Arán. Este lago es más agreste y desprovisto de vegetación, y está rodeado de crestas y picos rocosos. Igual que un mar, posee playas y calas y, sobre todo, un cielo de un azul cobalto que hay que verlo para creerlo.
  • En otros lagos como el Redon lo que predomina es un manto de hierba de montaña que se tiñe de blanco en invierno. En el lago Negre, con un poco de suerte, te encontrarás con marmotas asomando curiosas entre los senderos pedregosos. Y en el lago Besiberri bosques ricos en hayas, abetos y abedules se conjuran en otoño para dar un espectáculo de colores de esos que te dejan con la boca abierta.

Quizá los lagos del Vall d’Aran no sean tan conocidos como los Lagos de Covandoga, pero eso no los hace menos idílicos, más bien al contrario. Y lo mismo se puede decir de sus pueblos. Vielha, por ejemplo, es un lugar tranquilo y tan vistoso que enamora. Y Bagergue es otra joya, un auténtico pueblo de cuento gracias a su casco histórico cuidado y florido.

 

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Anfiteatro Tarraco, Tarragona, Cataluña

 

Anfiteatro de Tarraco: Patrimonio de la Humanidad

 

En la variedad está el gusto, reza el dicho. Por eso, qué mejor que continuar nuestra exploración de algunos de los lugares de Cataluña más destacados visitando el Anfiteatro de Tarraco. Se trata, sin duda, del monumento romano por excelencia de Tarragona. Tanto es así que fue clave en la declaración de la antigua Tarraco como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el año 2000.

El Anfiteatro fue construido en el siglo II d. C. a orillas del Mediterráneo. Esta localización privilegiada frente al mar le otorga unas vistas sinceramente inigualables. No deja de ser algo mágico tomar conciencia de que se trata del mismo mar que fue testigo mudo de luchas a muerte entre gladiadores. Y la cercanía al mar también fue aprovechada para desembarcar en la playa animales destinados a la lucha.

Además, podemos completar la visita a este sorprendente enclave dejándonos caer por el Museo Nacional Arqueológico de Tarragona. Aquí se albergan distintos tesoros romanos, como mosaicos, piezas de cerámica, esculturas, inscripciones en piedra y monedas. Y muy cerca se encuentran todavía las gradas del antiguo Circo romano.

Y sin salir de Tarragona todavía podemos deleitarnos un poco más recorriendo la antigua muralla romana de Tarraco. O embriagarnos de la de huella medieval paseando por el barrio histórico, coronado por una solemne catedral a medio camino entre los estilos románico y gótico.

 

2 Lugares de Cataluña con esencia medieval: Pals y Castellfollit de la Roca

 

Pals

 

Pals es uno de esos lugares de Cataluña que, cuando los descubres, no te explicas cómo puede ser que no sea más conocido. Se trata de un coqueto pueblo medieval de calles empedradas a juego con sus casas también de piedra.

De los muchos pueblos que salpican la Costa Brava de Girona, Pals es de los más representativos. Además, ofrece a sus visitantes no solo un casco antiguo que te trasporta a otro tiempo. La modernidad también tiene cabida en este espacio en forma de restaurantes, alojamientos y zona de camping. Y por último, es un lugar de encuentro entre playas extensas y vistosos campos de arroz.

Entre las murallas del centro histórico encontraremos edificios y espacios de herencia medieval como el Castillo, la Plaza Mayor y la Torre de las Horas. Pero es que además también podremos disfrutar de una deliciosa tradición: la decoración floral. Ser testigos de cómo las decoraciones florales embellecen el entorno bien merece la visita a Pals.

Con respecto a las playas, podemos elegir entre la del Grau, más popular y cercana a un conjunto de marismas ricas en biodiversidad. O la playa Gran, más extensa y que aúna un tramo más urbano con otro más recóndito y recogido.

Los campos de arroz, además de su valor paisajístico, son una ventana a siglos de historia en la vida de los habitantes de Pals. No tendrás más que adentrarte en la Ruta de los Masos de Pals para descubrir un entorno único como pocos.

 

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Pals, Girona, Cataluña

 

Castellfollit de la Roca

 

Sin salir de la provincia de Girona y aún en los Pirineos, a apenas una hora y cuarto de trayecto en coche desde Pals, podemos visitar Castellfollit de la Roca. Este pueblo tiene la asombrosa particularidad de estar construido sobre un risco de 1 km de largo y 50 m de altura. La estampa no tiene desperdicio. Su disposición recuerda al centro histórico de Cuenca, pero llevado al límite.

Nadie se sorprenderá si decimos que el pueblo se compone de estrechas callejuelas y casas de piedras basálticas. Estas conducen a la iglesia de Sant Salvador, del siglo XIII y encaramada al borde mismo del acantilado. Casi todo el risco es un mirador natural con vistas espectaculares a las hoces de los ríos Fluviá y Toronell.

El risco es de origen basáltico, y no es casualidad que se encuentre en las inmediaciones del Parque Natural de la Zona Volcánica de la Garrotxa. Este paisaje de orografía volcánicas y vegetación exuberante tiene gran cantidad de paisajes diferentes: un cráter cubierto de verdor; un volcán de aspecto marciano; hayedos casi tan densos como una jungla; pequeños huertos; y valles idílicos.

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