En este repaso a los postres de Cantabria más típicos nos proponemos hacerte la boca agua. Pero no solo porque a nadie amarga un dulce, y menos uno tradicional y, por lo tanto, natural. De la mano de sus postres más característicos, conoceremos un poco más los infinitos paisajes, monumentos y atractivos de esta comunidad verde, húmeda y montañosa.
Prepárate para saborear lo mejor del norte. Y es que España no sería tan rica si no existiera Cantabria con sus postres y sus paisajes.
Postres de Cantabria: El dulce sabor del norte
Quesada pasiega y los famosos sobaos
En la campiña pasiega encontramos una estampa de valles siempre verdes, prados dedicados a la trashumancia, suaves lomas, cabañas y pobladores que todavía conservan las viejas tradiciones.
Una de esas tradiciones más antiguas de los pasiegos es la elaboración de uno de los dulces de Cantabria más típicos: la Quesada pasiega. Tiene la consistencia de un pudin y se elabora de forma artesanal a base de azúcar, mantequilla y leche cuajada. La leche, por supuesto, procede del abundante ganado de la región. Y, para ponerle la guinda al dulce, se le añade limón y canela. Esta es la clave para potenciar aún más su sabor y su aroma.
También son típicos de estos valles cántabros los famosos sobaos. Pero en su caso entendemos que no necesitan presentación. ¿Quién no ha mojado alguna vez un magnífico sobao en un tazón de leche? Nadie puede resistirse a su tacto esponjoso y ese sabor siempre grato, cualidad que comparte con los demás postres de Cantabria.
Hojaldres de Torrelavega
En el territorio de Torrelavega, una Cantabria moderna e industrial se da la mano con la Cantabria más ancestral. No en vano, por Torrelavega pasa el Camino de Santiago del Norte, muy cerca de las aguas del río Besaya.
Y precisamente esta comarca es considerada como la capital del hojaldre. También llamados Polkas de Torrelavega, estos postres se elaboran con hojaldre y glasa real. Tampoco faltan mantequilla, agua, sal y harina, tanto fuerte como normal.
El resultado es un hojaldre tostado y crujiente. Todo un sello de la repostería cántabra desde tiempos remotos, tanto en su versión dulce como salada.
Frisuelos de Liébana
Entre las montañas de Liébana encontrarás una gran oferta de turismo rural de calidad. Cabe destacar, además, que aquí se encuentra el famoso monasterio de Santo Toribio de Liébana, que cuenta con una iglesia gótica del siglo XIII.
Y como colofón puedes probar este postre de gran parecido a las crêpes francesas o a las filloas gallegas. Los Frisuelos, frixuelos o fayuelos llevan leche, huevo y harina. Cubiertos con miel artesanal (que también se produce en la región) están para chuparse los dedos. Y quieres rizar aún más el rizo, puedes acompañarlos con mermelada de manzana. ¡Hum!
Aunque su consumo se asocia especialmente al Carnaval, lo cierto es que, como la mayoría de los postres de Cantabria, se pueden disfrutar en cualquier época del año.
Cascadas del Asón
Este postre lleva el nombre de uno de los lugares imprescindibles que ver en Cantabria, de gran belleza natural. Nos referimos a la cascada que da nacimiento al río Asón, y al no menos espectacular Valle de Soba. El paisaje es tan poderoso que vale la pena arriesgarse a desafiar su clima, no siempre benigno.
Las Cascadas del Asón se preparan de forma tradicional con mantequilla, harina, azúcar y huevos. Por último se añaden capas toffe, que son la clave de su textura. Estas riquísimas pastas de té tienen forma rectangular, como de lazo doble, y sabor dulce y amable.
Al igual que los demás postres de Cantabria de esta lista, se realizan sin conservantes ni colorantes artificiales.
Corbatas de Unquera
La localidad de Urquera es un rincón aparatado en la costa que hace frontera con Asturias. El pueblo tiene todo el encanto de las localidades marineras. Emerge en el límite del desfiladero que forma el cauce del río Deva a su encuentro con el mar Cantábrico. Gracias a ese enclave único, Unquera y sus alrededores tienen también un gran atractivo natural.
Su postre típico, las Corbatas de Unquera, son parte importante del crecimiento y desarrollo económico de la región. Estos pasteles reciben su nombre por la forma de corbata que tienen. Mantequilla, azúcar, huevos, harina y, su punto fuerte, almendras. ¿Qué puede salir mal? Nada: es un postre ideal para después de comer, de sabor dulzón y con una textura acaramelada muy especial.
Pantortillas de Reinosa
Reinosa está lejos del mar, entre montañas altas y a las puertas de la meseta de Castilla. Es uno de los referentes de la arquitectura barroca en Cantabria, y en ella también se respiran ecos medievales. Su popular zona de soportales es el lugar idóneo para disfrutar de la cocina campurriana y, de postre, su dulce más famoso: las Pantortillas.
Elaboradas sobre una base de masa de hojaldre, como las Polkas de Torrelavega, se diferencian en dos aspectos. Primero, en que tienen forma plana y ovalada, Y segundo, en que llevan una capa de azúcar caramelizado. Esto les da un sabor incomparable con otras pastas de hojaldre de la zona. De hecho, la tradición popular asegura que solamente en el clima y las condiciones de Campoo-Los valles (de la que Reinosa es capital) se pueden elaborar las únicas y exclusivas y Pantortillas.
¿Son las famosas Campurrianas otro de los postres de Cantabria?
Lo cierto es que el término campurriana se refiere a esta comarca de Cantabria que acabamos de mencionar, Campoo-Los valles. A las gentes de aquí se les llama campurrianas, como a las famosas galletas. Por eso se cree que aquí está el origen estas populares pastas.
De hecho, los fundadores de la empresa que comercializa las Campurrianas originales, Cuétara, tienen su origen en el norte de España. Concretamente en el valle de Liébana, como los Frisuelos de los que os hablamos más arriba.
Aunque en la actualidad Cuétara es de nacionalidad mexicana, no deja de notarse el sabor propio de las pastas rústicas elaboradas en hornos tradicionales. Tienen, sin duda, todo el estilo de las abuelas cántabras.
Postres de Cantabria: Un atractivo entre muchos otros
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Y, de paso, claro está, comértelo.